Dentro de un año el mundo acabará. Los
gobiernos de todos los países lo han confirmado hoy. Muchos los acusan
de ocultarnos la verdad durante un largo tiempo, pero yo solo puedo
estar agradecida: al menos entonces les interesaba protegernos. Todos
han renunciado hoy y ya no existen derechos, ni obligaciones, ni
esperanzas. Y, en un mundo sin futuro, ¿cómo se puede seguir viviendo?
Temo siquiera preguntarlo. Y temo que pronto voy a averiguarlo.
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